La ayuda (médica) al bien morir

Autores/as

  • Omar Franca Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay
  • Noris Fontes Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay
  • María Lourdes González Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay
  • Julia Núñez Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay
  • Roberto Puig Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay
  • Helena Queirolo Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay
  • Yolanda Silva Sociedad Uruguaya de Bioética Universidad Católica del Uruguay

DOI:

https://doi.org/10.11565/arsmed.v34i2.207

Resumen

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Citas

Miedo. El miedo ante la muerte tiene diferentes contenidos, según sea:

P. Ariès. “El hombre ante la muerteâ€. Madrid: Taurus, 1983; Historia de la muerte en Occidente. Barcelona: E. Argos-Vergara, 1982. 2 Muy significativo en este sentido es lo que figura en el Catecismo de Lima, libro que sirvió para a evangelización de América Latina (1585) donde se recomienda a los sacerdotes hablarles a los indios moribundos en los siguientes términos: “Hermano mío, nuestro Señor Jesucristo sea con tu ánima, y la salve en esta hora, de tus enemigos. Ahora es tiempo que te acuerdes de Dios y le llames en tu corazón para que te ayude. Ya ves cómo tus parientes y amigos no te pueden librar de la muerte, ni te aprovechan ya las cosas de este mundo. Pero mira a tu Dios y llámale con todo tu corazón, que él es el verdadero Padre y tu Hacedor, y te quiere salvar, y llevar a aquella vida del cielo, donde tendrás perpetuo descanso y alegría, si tú ahora te encomiendas a Jesucristo y le llamas de todo tu corazón, teniendo grande arrepentimiento de los pecados que has hecho y propósito que si te diese más larga vida le servirías y vivirías bien. Llama a Jesucristo, hermano mío, que es tu Dios y tu Padre y dile.... (sigue la oración)â€. 3 P. Sporken, Ayudar a morir. Santander: Sal Terrae, 1978. 4 A. Rocamora. El proceso del morir: aspectos psicológicos, Moralia XII (1990) 419-450. 5 P. Sporken. Óp. cit. 56. 6 Kübler-Ross; Averil Stedeford. Palliative Medicine, vol. 1 (1987), 73-74; Kübler-Ross, “Sobre la muerte y los moribundosâ€. Barcelona: Grijalbo 1993, Therese Rando, Grief, Dying and Death. Research Press 1984. 7 A. D. Weisman. “Thanatologyâ€. En: H. Kaplan, D. Sadock, Textbook of Psychiatry/IV Baltimore: Williams & Wilkins, 1985, 1278. 8 Derechos del enfermo moribundo: Tengo derecho a ser tratado como una persona humana hasta en el momento de la muerte. Tengo derecho a conservar un sentimiento de esperanza, cualquiera que sea el cambio que me pueda sobrevenir.

Tengo derecho a ser cuidado por quienes sean capaces de conservar ese sentimiento de confianza ante cualquier cambio que me pueda acaecer. Tengo derecho a expresar a mi manera mis sentimientos y emociones ante mi propia muerte. Tengo derecho a participar en las decisiones que afecten a mis cuidados. Tengo derecho a esperar una atención médica y a una asistencia continuas, incluso en el caso de que haya que cambiar su objetivo de curarme por el de aliviarme. Tengo derecho a no morirme solo. Tengo derecho a ser aliviado de mis dolores. Tengo derecho a que se responda honestamente a mis preguntas. Tengo derecho a no ser engañado. Tengo derecho a recibir la ayuda de mi familia y a que ella, para poder ayudarme, también la reciba. Tengo derecho a morir en paz y con dignidad. Tengo derecho a conservar mi individualidad y a no ser juzgado por el hecho de que mis decisiones puedan ser contrarias a las creencias de otros. Tengo derecho a comentar y ahondar en mi experiencia religiosa y espiritual, sea cual sea su significado para los demás. Tengo derecho a esperar que será respetada la dignidad de mi cuerpo después de mi muerte Tengo derecho a ser cuidado por personas sensibles, vocacionadas y competentes, que intenten comprender mis necesidades y encuentren una satisfacción personal al prestarme su ayuda en mi muerte. 9 Por ejemplo, el diálogo podría ser el siguiente: Paciente: ¿Qué me ha encontrado en la placa? Médico: Hemos encontrado una sombra oscura del tamaño de una pelota de ping-pong Paciente: Y ¿a qué puede deberse eso? Médico: Puede haber muchas causas, tenemos que averiguarlo Paciente: (puede detenerse aquíno haciendo más preguntas) o: ¿Y qué causas puede tener esa mancha? Médico: Y... podría ser un quiste hidatídico, podría ser un resto de TBC ya curada que haya quedado, podría ser un tumor Paciente: ¿Y usted qué cree que puede ser? Médico: Tengo la impresión de que pueda ser un tumor Paciente: ¿Tumor? Y ¿qué quiere decir un tumor? Médico: Es un tejido anormal del cuerpo que empieza a crecer de forma fuera de lo normal Paciente: (el paciente puede decidir detenerse aquío seguir): ¿Y qué se puede hacer con un tumor? Médico: Hay que ver qué tipo de células tiene. Y según eso, hay que ver si conviene operar o si vale la pena que intentemos detener el crecimiento anormal Paciente: Y hay posibilidades de que el tratamiento resulte eficaz Médico: En muchos casos tenemos éxito. Pero también hay casos en que el crecimiento del tumor nos pone muchas dificultades. Tenemos que observar cómo va evolucionando. En este momento no puedo hacer pronósticos totalmente seguros al respecto Paciente: (puede dejar de preguntar aquío puede hacer ulteriores preguntas) Médico: (puede responder al paciente con preguntas verificatorias de su interés:) ¿Y usted por qué quiere saber tanto? Esta última pregunta puede ser la oportunidad para que el paciente manifieste expresamente su

deseo por saber y hasta cuándo. 10 Ej. 1: El paciente puede decir: “estaré mejor dentro de poco, ¿verdad?†Si como profesionales afirmamos que eso es así, podemos tener serios problemas de confiabilidad posterior. Pero si decimos “No, no mejorarás†te vuelves su “enemigoâ€. No obstante, podemos proceder de otras maneras; por ejemplo, preguntándole: “¿qué cosas te han dicho los médicos respecto a tu situación? O también: “espero que mejores pero podría no suceder esoâ€. O esta otra: “Me gustaría mucho que mejoraras pero debemos observar qué es lo que sucedeâ€. Cualquiera de estas respuestas son veraces y dejan abierta la posibilidad de continuar la ayuda. Aún podría decirse: “En todo caso, deberías pensar qué hacer en caso de que no mejorarasâ€. 11 Ej. 2: El paciente puede reaccionar con agresividad y decir: “Me siento malísimo y tú no me ayudas nadaâ€. En lugar de ofendernos porque nos critica y decirle: “Estoy haciendo lo más que puedo†es preferible decirle: “No es fácil ayudarte, ¿cómo te gustaría que yo lo hiciera?†O también: “¿Cuál es el motivo que te hace sentir mal y que yo no me he dado cuenta? 12 Algunas afirmaciones de la fe cristiana relacionadas con la muerte: 1. Dios es el fundamento que sostiene toda la realidad, también sostiene nuestra vida y nuestro ser. 2. Dios es el amor que no nos abandona, que quiere que vivamos para siempre, no que muramos. 3. Morir es entregar nuestro ser en las manos de Dios que nos invita a la comunión con Él y con todos nuestros hermanos. Lejos de la confianza en la fidelidad de Dios y de que con la muerte entregamos nuestra vida, no hay consuelo desde el punto de vista religioso. 4. Dios con su poder y su amor hará que nosotros volvamos a la vida después de la muerte con una existencia nueva de tipo espiritual. Al morir, morimos de verdad, pero Dios nos resucitará como resucitó a su Hijo Jesucristo. 13 El Saint Joseph de Londres tiene 116 camas (60 para terminales, 30 para crónicos y 26 para rehabilitación). La estancia media de los pacientes es entre 2 y 15 días. El 95% fallece en el hospital. Ingresan unos 900 al año (Cfr. J. Obis y otros, Una visita al Saint Joseph Hospice de Londres. Labor Hospitalaria 207 (1988) 32-35. 14 En una oportunidad, la doctora Saunders afirmaba: “He intercambiado una abundante correspondencia con el antiguo presidente de la Euthanasia Society de Gran Bretaña y lo invité a que visitara el hospital cuando yo llevaba trabajando allí18 meses. Me dijo: “No sé cómo puede hacerlo. Si todos los pacientes mueren como el que he visto, yo podría deshacer la Euthanasia Society†y añadió: “Me gustaría venir a morir en este hogar. Si alivia el dolor del paciente y le hace sentirse apreciado, entonces no recibirá ninguna petición de eutanasia: pienso que la eutanasia es la admisión de la derrota y un enfoque totalmente negativo. Deberíamos trabajar para comprobar que no es necesariaâ€. 15 Testimonio del P. Jesús Sánchez S. J. Noticias de Jesuitas (Uruguay) 15 (1986) 19-21.

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Publicado

2016-08-07